Post-capitalismo tardío
- Si una multinacional posee el 100% de la integración vertical de su propia propiedad, y desea pasar a 120% de inversión o expandirse, y realiza esto a través de outsourcing, entonces el 20% ya no sería exclusivo de su propiedad, sino del contrato de outsourcing pertenecientes a la subsidiaria. Pero sería peligroso corresponder entonces en términos de valor, una apropiación de 100 y 20 respectivamente. ¿Por qué? Precisamente porque sigue siendo la relación entre un propietario y su subsidiaria: los dueños reales del proceso productivo serían dueños, pongamos por ejemplo, de 10% de ese nuevo valor, y la subsidiaria sería dueña de solo 10%. La empresa multinacional original se deja 110% entonces, lo cual parecería ser una externalidad para la subsidiaria. Pero esto también es equivocado: la subsidiaría tendría 10% del proceso productivo, pero en realidad, su 10% corresponde ahora en términos de assets o activos al 10% de 120. Esto tan simple, es lo que explica el porqué de la ventaja del outsourcing, la creación de los encadenamientos productivos contemporáneos, y el crecimiento exponencial de la mediana y pequeña empresa en el mercado mundial (mucho mayor en términos de volumen y cantidades absolutas, que las empresas multinacionales). Al mismo tiempo, explica el porqué de la caída de la integración vertical histórica desde el boom de los conglomerados de los 50’s y 60’s, y el porqué del ascenso de la inversión en portafolio, M&A y el aumento de capas manageriales o CEO’s registrado por Forbes como pertenecientes al Tercer Mundo (especialmente Asia). De este modo, la fragmentación no es una disyuntiva ni un obstáculo, sino el comportamiento normal ya no solo de la tasa de ganancia monopólica en relación con la tasa de ganancia no-cartelizada (mediana y pequeña empresa), sino del comportamiento de esta a nivel mundial y multinacional. ¿Cómo? Hilferding decía que las medianas y pequeñas empresas tenían un interés en el aumento del capital monopolista y financiero a finales del siglo XIX y los inicios del siglo XX, lo cual volcaba a estas capas a la integración vertical. Pero el mismo proceso de relación entre volumen y tasa de ganancia monopólica/no-monopólica (es decir, monopólica y promedio respectivamente), hizo que la integración vertical clásica del fordismo misma, entorpeciera el camino de la única constante: la diversificación. Ese proceso lo realizó el hecho de que la empresa monopolista rebaja sus costos y es capaz entonces de fijar los precios en una oscilación competitiva a la baja (no invierte 120%, sino que invierte 110%), y permite a las medianas y pequeñas empresas el aumentar su tasa de ganancia promedio o no-cartelizada, además de representar el 10% de los activos de un volumen de 120%: es decir, es la explicación de las multinacionales ‘first-going global’, y de los saltos cualitativos, ya no a un nivel nacional, sino al nivel multinacional y corporativo.
- Los intereses no son necesarios de ser tocados, porque el aumento de la demanda agregada de la repreciación y su offset respectivo para el sector exportador, producirían un aumento aún mayor de la masa y tasa de ganancia, debido a la interrelación anterior entre volumen y productividad, la interrelación entre la tasa de ganancia monopólica y la promedio (que actúan de acuerdo a la ecualización normal de una tasa de ganancia), y por último, ambas tasas de ganancia y su comportamiento en el mercado mundial, el cual no tiene características de ecualización alguna, sino cuyo comportamiento competitivo parte de Walras, y lo lleva a Pareto y Marshall en el sentido de la multiplicidad y complejización de las variables, y en el sentido móvil e histórico.
- El comportamiento entre la tasa de ganancia monopólica y la promedio hace que haya una inflación crónica, que explique tanto la estanflación predicha por Friedman en los 70’s, así como la que se vive actualmente hoy en los 2010’s a pesar de existir tasas de interés negativas. La concentración y centralización de los carteles oligopólicos extrae supergancias a través de su tasa de ganancia monopólica, frente a los competidores de medianos y pequeños negocios. Estos últimos solo tienen como opción la integración vertical como forma de cartelizarse y subir su propia tasa de ganancia. Pero las superganancias de la tasa de ganancia monopólica se ecualizan de modo diferente a la tasa de ganancia promedio o con menor productividad. Aquí se produce un proceso de diferenciación de clase, donde los capitales medianos y pequeños pueden llegar a articularse o integrarse con capitales más contentrados y monopólicos, y capitales medianos y pequeños que más bien pierden la competencia y son incapaces de enfrentar los precios monopólicos, las superganancias y la tasa de ganancia monopólica. Es el fenómeno que vemos hoy con el emprendedurismo, las franquicias, etc. Encima de esto, la multinacionalización de la tasa de ganancia monopólica, hace que se ensanchen las magnitudes de apropiación multinacional, generando que la diferenciación sea más aguda entre los estratos medios y bajos del empresariado, con los primeros integrándose cada vez más a la concentración y encadenamientos productivos de las multinacionales, y los otros perdiendo la batalla de la competencia.
- Hilferding solo toma en cuenta la integración vertical y la concentración como forma de comportamiento de la tasa de ganancia monopólica, pero hoy en día el outsourcingha permitido el recortamiento de costos, al mismo tiempo que la semi-integración que implica el outsourcing: la multinacional sigue siendo dueña del proceso, pero solo indirectamente y a través de sus subsidiarias; las franquicias salen del territorio original de la marca, pero deben pagar aún así sus rentas hacia la franquicia-madre; etc. Esto es el fin de la integración vertical, pero que como explicamos antes, permite un recorte de costos y una oscilación hacia la baja de los precios monopólicos, y al mismo tiempo, permite al capital medio el integrarse relativamente a los procesos multinacionales, produciendo el crecimiento de medianas y pequeñas empresas y la diferenciación de clases. En pocas palabras: es la fragmentación misma como productora de ventajas para la diversificación, y no siendo un obstáculo de ello. De este modo, la caída de la tasa de ganancia desde el 73/74 afectó la integración vertical y obligó a la reducción de costos multinacionales, pero al mismo tiempo, significó un aumento del volumen de acumulación y por lo tanto, lo completamente opuesto a la caída tendencial de la tasa de ganancia.
- El perdón a los arriendos con indemnización, también aumenta la demanda agregada, porque sube la productividad, el consumo y libera la liquidez de los sectores campesinos, lo cual a su vez afecta el precio de los productos agrícolas en los servicios, industria, etc.
- La ley de acumulación de Marx se podría considerar, a la luz de Hillferding, simplemente como el de la relación entre volumen y productividad, y en términos de la tasa de ganancia, significaría la relación entre masa y tasa de ganancia, y ya no solo la larga caída de la tasa de ganancia del 73/74. Pero recordemos que aún Hilferding vislumbraba la integración vertical de toda la economía, tal y como la izquierda llegando hasta Castoriadis temían la creación del gran estado benefactor. El fordismo se iba a convertir en un gran leviatán integrado verticalmente por completo, con un monopolio absoluto y centralizado que alcanzaría con sus tentáculos todos los procesos. Esto no sucedió, e inició el proceso de acumulación flexible (Piore y Sabel o Jan Van Dijk) del postfordismo (Lipietz y Petras). O sea, en lugar de la tasa de ganancia monopólica y la concentración como forma dominante, apareció la multinacionalización de los mercados que llevaron a la fragmentación del outsourcing y offshoring, provocando la caída de la integración vertical y el aumento predominante de la inversión de portafolio, M&A, etc, y por lo tanto, ya no el fordismo ni la integración vertical, sino la fragmentación de los encadenamientos productivos que vemos hoy.
- Esto evita la necesidad de un modelo o simulación macroeconómica sectorial o basada en ramas, intra-firmas o no, etc, debido a que éstas se convierten en un ceteris paribus. Es decir, si incluyéramos la especificidad dinámica o incluso estocástica de todas las variables, las simulaciones se volverían más fieles a la realidad concreta y empírica de todos los días, pero sin el ceteris paribus que nos permite cancelar los efectos de ciertas variables y asumirlas como dadas, perderíamos el poder explicativo de lo formalistay sus herramientas, ya que perderíamos la vista de la causación y la causalidadmacroeconómica.
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